Un visor 3D ayuda a los niños hospitalizados a superar el miedo

Nadar en el mar Caribe entre decenas de peces de colores, admirar los monumentos más bellos del mundo o, por qué no, darse el gusto de jugar un partido de tenis o ver las travesuras de Tom y Jerry. Y todo eso mientras el médico los revisa o la enfermera trata la herida o aplica la temida inyección.

En el Ospedale del Cuore de Massa y Carrara, superar el miedo es más fácil para los niños porque, mientras la dulzura de todo el personal tranquiliza a los pequeños pacientes, los distraen los visores 3D, unas gafas especiales que, puestas, les permiten sumergirse en la realidad virtual.

Gracias a un cursor que llevan en la mano, guiados por el personal del hospital, los pacientes pueden, con los visores 3D puestos, cambiar de escenario o seleccionar su dibujo animado favorito, jugar con su personaje o superhéroe preferido. Todo ello mientras médicos y enfermeras les asisten.

Una herramienta útil que permite a los niños distraerse del dolor, superar la ansiedad y hacer así que la medicación actúe más fácil y rápidamente.

Y cuando los pequeños salen de la dimensión virtual y vuelven a la realidad, encuentran el cuidado de sus familiares y de todos los profesionales de la Fundación Monasterio, que están siempre cerca de los pacientes.

La implantación de los visores en el Hospital del Corazón es un proyecto de la Fundación Monasterio: los técnicos instalaron los visores, subieron vídeos e imágenes y formaron a todo el personal en su uso. Y quienes trabajan en el lugar, junto a los niños, ponen en práctica el proyecto cada día.

Desde la semana pasada, el visor está presente en la planta de pediatría. Pensado para los más pequeños, también está a disposición de los adultos, ya sean pacientes o familiares de niños hospitalizados: hay apps que ayudan a combatir la ansiedad, programas de relajación, y los familiares, con las gafas, pueden intentar relajarse y superar miedos y preocupaciones.

«La posibilidad de sumergirse en el juego o en ambientes relajantes a través del visor y realizar breves sesiones guiadas de entrenamiento en relajación», explica Marco Marotta, psicólogo de Monasterio, «favorece una disminución de la activación psicofisiológica y, por tanto, una disminución del estrés, una mejora de la calidad del sueño y una reducción de la ansiedad y de la percepción del dolor en las diferentes fases del camino perioperatorio o de la experiencia hospitalaria».

Tomado de Cuba si

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Yoe Hernández González

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