“Sólo el ser humano, es capaz de elegir entre crear o destruir, amar u odiar, sobrevivir o trascender”.
Erich Fromm
Gran parte de nuestra conversación cotidiana se compone del tráfico de rumores. Todo tema, desde el nuevo Coronavirus hasta el destino de la nación, atrae interesantes y perturbadores rumores. Su manipulación es un instrumento común de propaganda, sobre todo en el exterior de la Isla Antillana.
La Real Academia Española define el rumor de la siguiente forma: Voz que corre entre el público. Ruido confuso de voces. Ruido vago, sordo y continuado. Otras bibliografías consultadas definen al rumor como especulaciones no confirmadas que se dan por ciertas con un objetivo predeterminado y que suelen condicionar las acciones de las personas.
Todo el que se haya acercado alguna vez a la Psicología y a los preceptos de la Comunicación Social saben que la Teoría del rumor fue propuesta por ALLPORT y POSTMAN, dos investigadores que trabajaron el tema en profundidad.
Ellos descubrieron, primero que todo, que la mayoría de nuestras conversaciones cotidianas están plagadas de rumores, de supuestas verdades, no probadas, que circulan sin control. Esto quiere decir que no hay evidencias que respalden su veracidad. Aun así, van de boca en boca, en redes sociales y de pantalla en pantalla.
En tiempos de pandemia todos los criterios se deben homologar, y justamente es ese el estilo de la máxima dirección del Gobierno a nivel de país y en provincias: Evitar el ruido confuso, las especulaciones e informar la realidad de los acontecimientos con veracidad y compromiso a la vez.
En medio de ese contexto, el país busca alternativas para sostener los flujos de noticias y mantener una actualización constante sobre el tema del momento.
La comunicación es un elemento clave. Los medios han demostrado su eficacia, inmediatez y confiabilidad, además de mantenernos alerta ante cualquier evento. ¿Por qué entonces se generan los rumores?.
Los teóricos señalan que para una información se convierta en rumor, debe tratar sobre algo que la gente considere importante. Lo que es relevante o no, depende de los valores que estén presentes en una comunidad determinada.
Entonces podemos afirmar que el rumor se produce diariamente como fruto de las relaciones cotidianas entre los individuos. Las situaciones de confusión, conflictos, crisis, secretismo, ocultación de información, desproporción en los procesos de comunicación, parecen ser un especial caldo de cultivo para los rumores.
Los principales problemas de las personas existen cuando hay una mala comunicación. Los índices de motivación disminuyen entre los miembros de una comunidad e influyen en el impacto directo en la calidad del trabajo y productividad reduciéndolos notablemente.
La teoría del rumor habla acerca de informaciones que invitan a participar. La ambigüedad permite que prácticamente cualquier persona pueda construir su propia versión de los hechos. Eso es precisamente el rumor: una construcción imaginaria que adquiere visos de verdad, sin sustento y mueren cuando aparecen las explicaciones reales y contundentes que acaban con la información falsa.
La COVID 19 está plagada de rumores. Entre los más reiterados son las interrogantes: ¿Desaparecerá la Pandemia en abril?. ¿Existe una vacuna para la COVID-19?. ¿Es favorable el aumento de la temperatura?. ¿Puede transmitirse a través de picaduras de mosquitos?.
Todas han tenido respuestas. Cuando aparecen las explicaciones reales y contundentes se acaba la información falsa. Por eso debemos ser responsables de disminuir la curva ascendente de su propagación, de asumir nuestro rol como ciudadanos, cumplir con el aislamiento en casa y no creer los rumores, sino vienen de una fuente oficial.