«Cuba como garante de la paz fue impecable»

Desde hace más de 20 años se ha consagrado a la defensa de los derechos humanos y a la búsqueda de la paz en Colombia. No ha sido un camino fácil. Debido a su labor por la justicia para las víctimas en su nación, ha recibido innumerables amenazas contra su vida, debió permanecer varios años en el exilio y enfrentar la persecución política.

Iván Cepeda Castro es un hombre de principios que sueña y actúa, como ciudadano y político, en aras de un país mejor. Representante a la Cámara (2010-2014) y senador (2014-2018 y 2018-2022) por el Polo Democrático Alternativo, se desempeñó entre los años 2012 y 2016 como facilitador del proceso de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y ocupó similar responsabilidad en los diálogos entre el ejecutivo y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) entre 2014 y 2018.

Por tanto, su criterio adquiere especial relevancia para profundizar en varias cuestiones relacionadas con el proceso de paz en su nación. Con amabilidad, respondió a Granma sobre diferentes temas de la actualidad política colombiana, de notable interés regional y mundial, tomando como punto de partida su valoración sobre el papel de Cuba durante los diálogos entre el ejecutivo de su país y las FARC-EP…

«En todas y cada una de las circunstancias, el papel de Cuba fue fundamental, decisivo, imprescindible, porque creó el ambiente y el contexto necesarios para los diálogos. Un rol que ha sido especialmente cuidadoso, respetuoso en todo momento del Estado colombiano y de su Gobierno y, por supuesto, también de la delegación de las FARC-EP. La labor de garante se ha efectuado con un escrupuloso cuidado de no franquear esa línea en la que se comienza a intervenir en los diálogos, a intentar orientarlos, o romper la independencia que debe tener cada una de las partes.

«El trabajo de Cuba como garante fue impecable, tanto, al contribuir a solucionar los problemas propios de las conversaciones, facilitando los diálogos, fundamentalmente los acercamientos en los momentos más difíciles del debate que se presentaba en la Mesa; como también en los momentos más críticos, en los que hechos externos a la mesa de conversaciones, la dinámica de la confrontación que continuaba en el país y otra serie de asuntos como la férrea oposición de sectores que no eran proclives al diálogo, se suscitaban en Colombia.

«En todos esos momentos de crispación, en todos esos momentos de dificultad en los que corría serio peligro el diálogo, fue definitiva la labor de Cuba y también de Noruega; ambos equipos de garantes consagrados a buscar, precisamente, resolver los problemas. Así ha sido también en la implementación del acuerdo, en los que Cuba –al lado de Noruega y también de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas– ha tenido un papel central».

–Más recientemente, la Mayor de las Antillas también desempeñó el papel de garante en el diálogo de paz entre el Gobierno colombiano y el ELN. ¿Qué opinión tiene del rol de Cuba en este proceso?

–Ha sido fundamental también en los procesos de diálogo que se han dado con relación al ELN. Un proceso que ha permitido, por primera vez en la historia de los acercamientos con el ELN, la concreción de una agenda de negociación y también el comienzo del desarrollo de los puntos que contiene esa agenda.

«Lamentablemente, el actual Gobierno colombiano no ha tenido una actitud congruente con semejante esfuerzo. Ha desconocido el rol de país garante de Cuba en ese contexto, desconociendo el Protocolo de Ruptura que había sido adoptado y negando, no solamente en eso el papel puntual de Cuba como país garante, sino también el papel de los garantes en general en cualquier proceso de paz.

«La actitud del Gobierno colombiano frente a esos diálogos y frente al episodio concreto de ese protocolo es un ataque, una agresión al principio de legalidad de los diálogos de paz en cualquier circunstancia».

–Asimismo, algunas voces en el actual Gobierno colombiano han desplegado una serie de acciones hostiles contra Cuba…

–El Gobierno ha desconocido no solamente esa deuda de reconocimiento y gratitud hacia Cuba con relación a su contribución al proceso de paz sino que, además, ha asumido una actitud abiertamente hostil con relación al papel de Cuba en el concierto internacional y, particularmente, en lo que atañe a la paz en Colombia.

«Es parte de una concepción de las Relaciones Internacionales que ha desarrollado este Gobierno, totalmente plegada y absolutamente subordinada a los intereses de un sector radical y extremista de la política de la Casa Blanca hoy y que obedece fundamentalmente a la dinámica electoral y a las deudas que tiene Donald Trump con un sector político republicano en el estado de la Florida.

«Eso es lo que, lamentablemente, ha llevado a que Colombia asuma el triste rol de una especie de ariete de la política estadounidense con relación a Cuba, a Venezuela y a la región en general».

–En este sentido, entre los últimos sucesos en su país se encuentra la llegada a suelo colombiano de la Brigada estadounidense de Asistencia de Fuerza de Seguridad…

–Colombia se convierte en la plataforma y en el laboratorio de una política de agresión del actual Gobierno de Estados Unidos hacia países de la región. Es evidente que está sirviendo como un gobierno líder en la política de agresión hacia Venezuela y hacia Cuba. «Ahora estamos asistiendo a lo que se llama esta intervención militar “por invitación”, es decir, la presencia de una brigada élite del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos en nuestro territorio, que puede fácilmente convertirse en un escenario de confrontación internacional, de carácter multinacional, en el que no solamente estaría involucrada Colombia y las fuerzas militares de Estados Unidos contra Venezuela, sino también, eventualmente, en una confrontación con otras potencias mundiales como son China y Rusia. Es evidente que ese escenario tiene un alto nivel de peligrosidad y a este se está prestando la política del actual Gobierno colombiano.

–La labor del Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, fue cuestionada por usted y otros legisladores durante un debate de Control Político en la Comisión Segunda del Senado a principios del pasado mes de junio. ¿Puede ofrecernos más detalles al respecto?

–Sostuvimos en el debate de Control Político que el Alto Comisionado Miguel Ceballos ha producido una transformación radical de la responsabilidad que tiene en el Gobierno. Él debería ser el funcionario encargado de la política de paz y vemos que toda su gestión se ha orientado, precisamente, en un sentido contrario: en generar obstáculos, dificultades y problemas para hacer prácticamente imposible el desarrollo de la implementación del Acuerdo de Paz ya logrado y también en evitar que se produzca un desarrollo de un proceso de paz con el ELN y, dentro de esa función, por supuesto, en haber contribuido a la agresión contra Cuba. En particular, el haber promovido activamente, como él mismo lo acepta, la inclusión de Cuba en la lista de los llamados por Estados Unidos países que no cooperan en la lucha contra el terrorismo.

–También usted y otros congresistas saludaron el pasado 15 de junio, mediante un comunicado, la decisión del Gobierno de Iván Duque de mantener y consolidar las relaciones diplomáticas con Cuba…

–Es muy positivo que, en declaraciones hechas por funcionarios del Gobierno, se haya ratificado la condición que tiene Cuba como país garante, pero consideramos que eso es insuficiente. Se debe dejar resuelto el problema que generó el desconocimiento del Protocolo de Ruptura de las conversaciones con el ELN. Así que esa labor de Control Político, que ejercemos como congresistas, va a continuar y vamos a desarrollar nuevas acciones buscando que el Gobierno colombiano responda de una manera integral y plena a sus compromisos.

– ¿Qué acciones pudiera acometer el Gobierno de Iván Duque en respaldo a la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz?

–La única tabla de salvación que tiene el actual Gobierno para enderezar el rumbo del país, después de una conducción tan errática y desafortunada como la que ha tenido en estos dos años, es orientarse hacia una política de paz seria, que comprenda la implementación plena del Acuerdo de Paz, la reanudación de los diálogos con el ELN e impulsar una política internacional radicalmente distinta, orientada hacia la cooperación, hacia la integración y hacia ese objetivo de que nuestra región sea una Zona de Paz.

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Periódico Granma

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