Reelección marca silencio de Trump por casos de coronavirus en EE.UU.

La emergencia del coronavirus, que crece rápidamente también en Estados Unidos, está causando estragos en la Casa Blanca, donde prefieren los tonos bajos o, mejor aún, mantener el silencio al respecto.

El presidente, Donald Trump, que persigue su segundo mandato y ya en medio de la campaña electoral, es muy consciente de que cuanto más aumenta el número de casos en Estados Unidos, más disminuyen las posibilidades de reelección.

Y no es casualidad, señalan muchos, que a diferencia de otros países occidentales, Europa a la cabeza, el gobierno federal de Estados Unidos no está comunicando día a día el balance de contagios a escala nacional.

Los datos que llegan son solo los de los gobernadores de los diversos estados, algunos de los cuales han declarado un estado de emergencia. Y continúan creciendo, a pesar de los costos prohibitivos de las pruebas sanitarias para aquellos que carecen de un seguro médico.

Ante la presión de los expertos de la salud que aprietan a la administración para que explique el riesgo a los estadounidenses de manera clara y urgente, la Casa Blanca -según una reconstrucción del diario New York Times- está presentando resistencia ante el temor de hacer caer a los mercados y crear pánico entre la población.

Un escenario que Trump parece dispuesto a evitar a toda costa, dado que la economía ha sido hasta ahora su caballo de batalla para la reelección. Y así, a las primeras advertencias lanzadas por el Ministro de Salud, Alex Azar, sobre la gravedad del problema, el presidente respondió minimizándolo: mejor hablar sobre la emergencia de los cigarrillos electrónicos.

El magnate, conocido germofóbico, continuó durante toda la semana amortiguando los tonos y mostró optimismo: lo hizo en el Foro Mundial Ecomómico de Davos así como en otros eventos públicos y en las reuniones con sus más estrechos colaboradores.

«Todo irá bien. Todos deben estar tranquilos», es su mantra.

El partido de coronavirus dentro de la Casa Blanca se complicó por el acuerdo comercial con China, firmado por los estadounidenses en diciembre pasado. De ahí la intensa confrontación que se prolongó durante días dentro de la Sala de Situación sobre cómo proceder hacia Pekín y poner al reparo a Estados Unidos, donde llegan 23.000 chinos todos los días.

Sobre la hipótesis de un bloqueo de vuelos, se produjo una dura confrontación entre las diversas almas de la administración: muchos se opusieron, definiendo la medida como inútil.

Tras una vacilación inicial, las autoridades sanitarias en cambio se manifestaron a favor, porque la detención habría permitido a Estados Unidos ganar tiempo e implementar medidas preventivas. El tema luego fue llevado al Estudio Oval del Presidente, que se casó con la línea más drástica, la del bloqueo total a riesgo de irritar a Pekín.

Una decisión dictada por el deseo de reducir el número de infecciones en Estados Unidos tanto como sea posible. El mayor temor de Trump, dicen sus allegados, es que el coronavirus se convierta en lo que Katrina representó para George W. Bush: un desastre de imagen total, que tendría un impacto devastador en las urnas.

Por  ANSA/Tomado de Cuba Si

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