El narcotráfico, el gobierno venezolano y EEUU. Las mentiras de Mr. Rubio 9

El poder de fuego mediático del gobierno estadounidense no está en discusión, sobre todo en esta época en que predomina lo que alguien calificó de pos verdad que, dicho en lenguaje legible, significa que poco a poco es cada vez más irrelevante cualquier certeza propiamente dicha.

Pues Mr. Rubio aparece al frente por estos días de una de las operaciones anti verdad más estridente, con involucramiento de la fiscalía general y las fuerzas navales y aéreas imperiales.

La victima del atropello es el noble pueblo venezolano, asegurándose desde el Dpto. de Estado, que tiene un gobierno dirigido por el jefe de un conglomerado narcotraficante, que le llaman Cártel de los Soles, razón suficiente para amenazar al mandatario Maduro de ser secuestrado y su país invadido.

Por eso es conveniente poner en perspectiva esta narrativa tremebunda, que emula en ficción con la obra más emblemática de Mario Puzo, con la diferencia que el conocido escritor recreó situaciones de la vida real estadounidense.

La leyenda del Cártel de los Soles proviene desde mucho antes que Mr.Rubio encabezara la cancillería estadounidense. El término se usó en los años 90, antes de que Chávez fuera presidente; su nombre obedece a las insignias de soles que portan en sus charreteras los militares venezolanos, para distinguir las correspondientes jerarquías.

Por aquellos años previos al chavismo, cuando Maduro era un simple y hostigado dirigente sindical y camionero, afloraron informaciones sobre vínculos de militares venezolanos con el narcotráfico, que campeaba por su respeto en la vecina Colombia.

Posteriormente, emergieron otros trascendidos sobre eventuales relaciones esporádicas y puntuales de narcotraficantes con oficiales venezolanos de bajo rango, dislocados en zonas fronterizas con Colombia, gobernada para entonces por Uribe, el que ahora guarda prisión domiciliaria y dice Mr. Rubio que es un colombiano ejemplar.

A pesar de lo anterior, nunca se pudo demostrar la existencia de una estructura organizada, o de algo parecido o que mereciera el calificativo de cártel; en el caso venezolano es pura conjetura convenientemente apilada por los enemigos de la revolución bolivariana.

Y en esta cruzada anti Maduro Mr. Rubio, buscando la mayor credibilidad posible en base a episodios del pasado,  agrega que los altos mandos militares venezolanos, declaradamente chavistas, son narcos y no hay nada más que discutir, sin atender que justamente la doctrina militar chavista es enemiga declarada del tráfico de drogas.

En resumen, Maduro no puede ser jefe de un cártel inventado con fines políticos, y ni siquiera hay pruebas o una foto suya perdida en un rincón con algún narco, por caso las que si tiene Uribe, o su discípulo Iván Duque.

El informe de la UNODC (entidad de la ONU)

Mr. Rubio no suele tener muy bien las cosas con las NNUU; su criminal apoyo al genocidio en Gaza, declarado como tal por los principales líderes de esta entidad internacional, es una prueba de ello.

Y para el caso en cuestión,  el Informe Mundial sobre las Drogas 2025, de la UNODC, destaca que Venezuela es un “territorio libre de cultivos ilícitos desde hace al menos 15 años”, “no es  actor relevante en el tráfico global de cocaína” y “no figura como país clave en las rutas internacionales del tráfico de cocaína”. Concluye reconociendo “los esfuerzos antidrogas de la Superintendencia Nacional Antidrogas y de las fuerzas militares y policiales venezolanas en la erradicación de cultivos y el combate a redes criminales transnacionales”.

Algo de racionalidad queda en el mundo, muy a pesar de Mr. Rubio y de los guionistas de esta película. Excepto el gobierno estadounidense, y recientemente el ecuatoriano, que  se asegura está bien enredado en estos asuntos, el resto del mundo no reconoce la existencia del tal cártel de las charreteras; ni la Unión Europea, parece haberse creído este cuento, a pesar que no las tiene buenas con el gobierno bolivariano.

El país de Mr.Rubio y el narcotráfico

Sin que existan cifras oficiales, por alguna tortuosa razón será, estimaciones serias destacan que el negocio de los estupefacientes moviliza internacionalmente unos 500 mil millones de USD al año, de ellos el 60%, unos 300 mil millones, se generan únicamente en EEUU.

Este volumen colosal, requiere desde luego de entidades que lo administren, que se encarguen de la distribución, control territorial, lavado de dinero y gerencia de negocios conexos.

En pocas palabras sí o sí existen cárteles estadounidenses, que al parecer no son de mayor preocupación para Mr. Rubio, que tiene el lio en sus narices, pero se ocupa de un supuesto cártel de fantasía, que según esta leyenda se localiza a unos 2,000 km del sur de la Florida.

Respecto a la existencia de cárteles estadounidenses, alguien que quiera informarse se encuentra con un primer problema, la no aceptación de ese término en el relato oficial de este país, a pesar que documentos filtrados del Congreso y de la inefable DEA, así los califican.

Sin embargo, está documentada la presencia de estructuras bien organizadas, que califican de “pandillas locales”, manipulando la información sobre su real dimensión. Se mencionan los Latin Kings, MS-13, Bloods, Crips y motociclistas como Hells Angels, o las mafias tradicionales, como las familias Gambino y Genovese. Es incluso probable que estos nombres sean la punta de arribita del iceberg.

Estas redes utilizan métodos relativamente sofisticados para la administración monetaria del tráfico, como criptomonedas y sistemas financieros subterráneos, aunque de cuando en vez han sido señaladas grandes corporaciones bancarias, como HSBC, Wachovia y Citigroup, también el Deutsche Bank y JPMorgan Chase, entre otros.

Y hablando de soles y charreteras, la participación de las fuerzas armadas estadounidense merece un capítulo aparte. Desde la existencia de pruebas sobre el involucramiento de los militares estadounidenses en determinados episodios, por ejemplo, el más sonado de las fuerzas especiales estacionadas en el Fuerte Bragg, apodado el Cártel de Fort Bragg:, pasando por el escándalo Irán-contras, hasta el legado de la ocupación de Afganistán, el “narco estado más grande del mundo” en ese período.

En paralelo, y sin salir del país, son frecuentes los escándalos de casos de cuerpos de policía corrompida y hasta se califica a la DEA del principal cártel, por la forma “curiosa” con que implementan operaciones, que más bien tributan a la robustez del tráfico de opioides en el país, y porque sencillamente esta institución desaparecería sino prosperarán dichos negocios.

El narcotráfico y su primo hermano, el trasiego de armas, son una auténtica tragedia, que trastoca en pesadilla el sueño americano, dejando una estela de enajenación y muerte; solo en el año 2023, afectó a 61,8 millones de personas, con 114 mil fallecidos por el consumo especialmente de fentanilo, cocaína y metanfetamina.

Pero Mr. Rubio está ocupado y quiere entretener a otros con el dichoso cártel venezolano, dejando para mejor momento el énfasis en sus propias “pandillas locales”.

Como especie de colofón de esta suerte de tétrico montaje teatral, peligrosamente Mr. Rubio  ha involucrado a las fuerzas navales y aéreas, unos 4 mil efectivos, que amenazan a toda el área del Caribe en un gesto de pura prepotencia belicista, dislocados para perseguir a un fantasma o cártel inexistente.

Toca ahora la máxima divulgación de esta última mentira de Mr.Rubio, con aires belicistas, y exigirle desde todos los puntos cardinales de Nuestra América, que saque a sus barcos y aviones del Caribe. Tolerar estos chantajes a Venezuela, habilita el terreno al imperio para que lo haga con los demás.

Evocar lo aprobado unánimemente, de carácter obligatorio, en la  Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, en la Cumbre de la CELAC, celebrada en La Habana un 28 de enero de 2014: «Rechazamos cualquier forma de intervención directa o indirecta en los asuntos internos de los Estados, así como el uso o la amenaza del uso de la fuerza, el bloqueo económico, las sanciones unilaterales coercitivas y cualquier otro medio destinado a forzar decisiones soberanas.»
Tomado de Cuba Si

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