El béisbol frena en seco

Cuando se veían signos de mejoría en nuestra selección absoluta de béisbol luego de muy buenas presentaciones en el pasado Clásico Mundial, los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador y la Copa del Caribe, este martes se vivió un frenazo en seco al quedar fuera tempranamente de la discusión de medallas en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.

Tras el descalabro ante Venezuela, que no se puede considerar fracaso ni mucho menos, porque incluso se tuvo la posibilidad de la victoria en las postrimerías, a Cuba le quedaba solamente derrotar a Brasil en el partido decisivo para avanzar a la Super Ronda.

Los del gigante suramericano jamás nos ganaron en citas continentales, pero en este desafío falló todo: defensa, pitcheo y bateo. Especialmente preocupante fue la pobre ofensiva, que estuvo sin sacar la bola del cuadro hasta la sexta entrada y se vio completamente dominada.

Pese a que la nómina estaba llena de peloteros que estuvieron en el último Clásico, en este deporte ningún juego se parece a otro y lo gana cualquiera, especialmente si el favorito no hace las cosas bien en el terreno, como fue el caso.

El manager Armando Jonson fue muy sincero en las declaraciones post partido, pero era evidente su frustración porque por mucho que se haga en el trabajo de mesa, no es él quien se encarama en la lomita ni toma el madero.

Quizás su decisión de sacar al abridor cuando le habían hecho en cuatro entradas una carrera sucia por errores es discutible, pero con los juegos a siete innings estas estrategias son comunes.
Desde la conformación del plantel me llamó la atención que hubiera un solo tunero, cuando los Leñadores encabezaron casi todos los departamentos ofensivos en la pasada Serie Nacional, donde se coronaron sin demasiados problemas. Parece oportunista decirlo ahora, pero honestamente fue lo que pensé cuando se divulgó, y también tenía mis reservas con la inclusión del avileño Raúl González, pero no quiero personalizar, porque en definitiva un pelotero en particular no hace la diferencia; fue una pésima jornada colectiva.

En teoría eran los nuestros los llamados no solo a clasificar, sino a liderar este grupo B, pero para eso hay que hacer las cosas bien o el terreno solo te devuelve tristezas, en este caso acompañada de agonía sacando cuentas con el TQB, que en definitiva no nos favoreció.

Es complicado también mantener la forma durante tantos períodos en el año, porque estos mismos jugadores debieron dar el máximo en febrero, en junio y en octubre, sin contar los torneos domésticos o foráneos en los que se desempeñan, y son seres humanos.

Son explicaciones, más que justificaciones, porque estas últimas no sirven de nada. Ahora los cubanos deberán discutir un quinto puesto por segunda vez en este tipo de torneos, como ocurrió cuatro años atrás.

Tomado de Cuba Si

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Portal Cubasí

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