Hay tristeza en el ámbito literario de Las Tunas y puede decirse que están de luto las letras por estos lares. Ha muerto quien, por excelencia, se considera entre muchos el poeta de la ciudad que inaugura el oriente cubano.

Hombre capaz de reflejar a sus contemporáneos en sus versos, en su obra toda, independientemente de géneros, fue Antonio Borrego Aguilera… Tony Borrego para todos.

Merecedor de múltiples lauros, del país e internacionales, trasciende más allá de ellos, por el lirismo de sus libros. Vasta producción, representativa de desgarramientos que hablaban al alma como en su último título premiado, “Figuras viscerales”.

En esa, su más reciente entrega, se desbordó en catarsis en torno al lado triste de la existencia humana, lo oscuro, lo profundo… oquedades que casualmente marcaron su vida como la de tantos otros artistas insignes, cual designio común a muchos de los tocados por el don creativo.

Así era Tony, apasionado e intimista. Atormentado y entregado a las letras, tal y como lo exige la verdadera naturaleza del poeta. Esa que da luz a la obra inmortal.