Uno de mis conocidos palestinos acaba de ser fusilado no sé si en Gaza o Cisjordania, porque la mano asesina sionista no conoce fronteras, y lo mismo se hace presente en El Líbano que en Yemen e Irán, sin cuidado de que le falte armas y cartuchos, porque tiene un buen administrador todo el tiempo en Estados Unidos, no importa quien sea presidente.
Era médico y, junto a otros 14 galenos y enfermeros fueron obligados a cavar una zanja y luego, uno por uno, fueron muertos a tiros por soldados israelíes, de esos que llaman Fuerzas de Defensa.
Ese mismo día, los genocidas rompieron la tregua de alto el fuego con el movimiento Hamás y siguieron sumando víctimas a su cosecha de crímenes, que ha cobrado la vida esta semana a 300 niños y centenares de mujeres.
Toda una celebración del bando de Netanyahu y sus cómplices del actual gobierno de Tel Aviv, una cosecha que se extiende durante más de 78 años de ocupación.
Se cumple casi un año y medio desde que comenzaron las últimas masacres indiscriminadas en Gaza, que amenazan la supervivencia del pueblo palestino mediante la desposesión, la violencia, el exilio y las violaciones de derechos humanos.
Desde el 8 de octubre del 2023, en respuesta a un mortífero ataque de Hamás, las autoridades israelíes mantienen acciones armadas indiscriminados contra la población palestina en Gaza, que ahora se extendieron a Cisjordania en clara violación de las normas más elementales del Derecho Internacional Humanitario y los derechos humanos.
Israel ha impuesto un asedio contra Gaza, dejando a dos millones de personas atrapadas sin electricidad, agua, comida o medicinas, y sometidas a continuos bombardeos que se cobran la vida de una media de 250 personas al día.
En un año y cinco meses, los ataques israelíes aéreos, marítimos y terrestres sobre la Franja han asesinado a más de 50 000 personas, entre ellas más de 13 000 niñas y niños. Además, hay alrededor de unas 150 000 personas heridas y un estimado de 12 000 desaparecidas bajo los escombros.
En Cisjordania, las hostilidades en este tiempo dejan cerca de 600 víctimas mortales, entre ellas unos 140 niñas y niños. La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) denunció más de 800 ataques de los colonos israelíes, que están causando un creciente número de víctimas y daños materiales, incluidas viviendas, vehículos y grandes extensiones de olivares.
FÓRMULA ASESINA
En estos meses, Israel ha repetido la fórmula de enviar “órdenes de evacuación” en cuestión de horas. Una metodología que repite ahora en el Líbano, sin alternativas de corredores humanitarios o zonas seguras, a pesar de las peticiones de organismos internacionales, y sin cesar los ataques indiscriminados contra la población civil.
Estos desplazamientos de población están prohibidos por el Derecho Internacional. En la Franja, desde el 8 de octubre del 2023, casi dos millones de personas, prácticamente el 90% de la población, ha sido desplazada de manera forzosa.
Cientos de miles de personas han tenido que regresar a tiendas de campaña, donadas como ayuda humanitaria o construidas improvisadamente con los materiales disponibles, semejantes a las mismas con las que muchas de ellas o sus familias se asentaron en Gaza, forzadas, tras la expulsión de sus hogares con la creación del Estado en 1948. O años más tarde, tras la guerra de los Seis Días y la ocupación de los territorios palestinos en 1967.
Tiendas levantadas en campamentos que poco a poco se transformaron en edificios y construcciones precarias desde las que esperaban algún día regresar a sus hogares. Ahora, también estos vecindarios han sido destruidos.
Las imágenes desde la Franja son desoladoras. Se han destruido de manera sistemática casas, edificios residenciales, infraestructuras civiles como depósitos de agua o centrales eléctricas, hospitales, escuelas, universidades…
SIN ESCAPE
La paz urge más que nunca en Oriente Medio, donde millones de personas sufren las consecuencias de un conflicto enquistado imposible de resolver sin voluntad política.
Al contrario que en otros contextos, la población de Gaza no puede huir y los incesantes ataques indiscriminados contra instalaciones de la ONU han demostrado que no hay ningún lugar seguro para los más de dos millones de personas atrapadas en la Franja. La única manera de protegerlas es garantizando de manera urgente un alto el fuego inmediato, incondicional y permanente.
Mientras tanto, es fundamental el respeto del Derecho Internacional y el Derecho Humanitario para proteger a todas las personas desplazadas forzosamente y a la población civil en su conjunto. Debe garantizarse el acceso seguro al personal humanitario, así como del personal sanitario y periodistas que puedan documentar lo que está sucediendo.
Numerosas organizaciones han denunciado durante meses que las muertes de periodistas y personal humanitario, superiores a las de cualquier otro conflicto, son intencionadas y deben investigarse como crímenes de guerra.
Israel mantiene a Gaza bajo bloqueo e impide deliberadamente el acceso de ayuda humanitaria. Para garantizar la vida y derechos de las personas afectadas por la violencia, debe asegurarse la apertura de todos los puestos fronterizos y permitir la entrada de asistencia humanitaria y bienes de primera necesidad como alimentos, agua, medicinas y suministros médicos, y combustible, y otros bienes comerciales. Y también facilitar la evacuación de las personas necesitadas de atención médica urgente y especializada.
Un paso al respecto es necesario, pero nadie mueve ni un músculo de ayuda, a excepción de los huties de Yemen, de una de las naciones más pobres del mundo, ahora bombardeada por Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña.
La impunidad rodea a este genocidio sin fin en Palestina.
Tomado de Cuba Si