Cuando el esfuerzo nacional se concentra ahora en apuntalar una economía resentida por la covid-19 –sumada a las formas recrudecidas del bloqueo estadounidense–, no hay lugar para convivir con la mínima tolerancia a las ilegalidades, entre las cuales se cuentan, con singular perjuicio, las cometidas sobre el servicio eléctrico en el sector residencial.
Centro de análisis en la última sesión del Consejo Energético Nacional, se reafirmó que ante manifestaciones tales, no puede haber impunidad, ni complicidad.
Si por una parte resulta alentador conocer que el consumo de electricidad cumplía el plan al 94,6 % –todas las provincias, excepto Guantánamo, lo reducen, así como los valores de demanda máxima en los horarios pico–, hay una cuestión que empaña la alineación del pueblo en la comprensión de la necesidad de ahorrar: en La Habana, Matanzas y Ciego de Ávila resaltan los impactos que generan las tendederas eléctricas sin formas de metraje ni cobro del servicio; un asunto cuya solución, dijo el viceprimer ministro, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, exige reversión inmediata.
De las provincias señaladas, trascendió en el Consejo que, en el municipio matancero de Cárdenas, alrededor de 5 400 viviendas gastan una electricidad que no pagan; en la capital cubana son más de 5 000, y en territorio avileño superan el millar.
Sobre las tendederas hay un dato claro: más de 18 700, facturadas por la Unión Nacional Eléctrica, proporcionan energía a 134 210 clientes asociados; pero, ¿cómo saber el consumo de las que todavía no están metradas? Eso, por no hablar de los posibles usuarios que, en acto deliberado, y a sabiendas de que no se les cobra, realizan actividades de alto consumo que sobrepasan el promedio por habitante.
Otro flagelo, que reclama contención urgente, resulta aquel de los pícaros que detienen el metro contador. Valdés Menéndez señaló, nuevamente, la responsabilidad de las empresas eléctricas que cometen errores en las mediciones, e incluso, permiten ciertas connivencias, y orientó ser rigurosos en el enfrentamiento mediante más inspecciones, con el apoyo de las organizaciones de masas, e indicó avanzar más rápido en el perfeccionamiento del trabajo comercial para cerrar todas las puertas a la impunidad y el descontrol.
En los asuntos de la electricidad, tanto cada kilowatt sin pago, como cualquier derroche en el consumo, puede contabilizarse en petróleo comprado y malgastado; una lesión económica que el país no puede respaldar, ni el cubano consciente debiera permitirse.