La Habana, 11 may (ACN) La finca La Claudia, ubicada en el municipio de Arroyo Naranjo, en esta capital, es un ejemplo de lo que se puede lograr si se utiliza de manera eficiente un crédito bancario.
El habanero Orelvis González Castillo, productor de esa finca asociada a la cooperativa Amistad Cuba-Venezuela, dijo a la Agencia Cubana de Noticias que el avance de los últimos cinco años se debe a los préstamos otorgados, con lo que pudo mejorar la infraestructura para la crianza de cerdos criollos y la raza genética e incorporar, a finales de 2020, dos casas de cultivo de ají y tomate.
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Este productor, cuyos conocimientos de agricultura se deben al estudio y al intercambio con otros campesinos, opina que solicitar créditos bancarios es la única forma para aumentar la producción y diversificarse.
No obstante – aseguró- existe la presión de pagar en tiempo, y el dinero no se puede emplear con otros fines, hay que utilizarlo de forma consciente.
Calificó de beneficiosas las nuevas medidas relacionadas con créditos bancarios al sector agropecuario anunciadas a mediados de abril, y que dan respuesta a inconformidades de los productores del país.
González Castillo refirió que lo benefician para poner en práctica un proyecto que incluye lograr el ciclo cerrado con las cerdas reproductoras, crear dos puntos de venta en el municipio, otras seis casas de tapado y la construcción de una losa sanitaria.
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Con las nuevas regulaciones, los bancos cubanos asumen más riesgo al otorgar los financiamientos, y no será necesario pedir garantía al productor, siempre que este acumule un buen historial.
Al solicitar el crédito bancario, el campesino debe presentar la póliza de seguro, el contrato de comercialización y la ficha de costos, o tener definidos los gastos necesarios a partir de los insumos y la fuerza de trabajo a emplear.
En 2020 el financiamiento de la actividad agropecuaria representó al sistema bancario nacional el 31 por ciento de los créditos otorgados, según autoridades cubanas.
Tomado de ACN
