Los acordes de la vida lo acompañan en todo momento, en cada espacio de la ciudad, en cada pensamiento. Paso a paso siente que la música está ahí, para él, como el mayor refugio y el principal motivo de inspiración.

Con la eterna compañía de su guitarra, el cantautor tunero Andrés Alejandro Sedeño Licea encontró el compás perfecto de la felicidad. Sabe que el arte es un mundo complejo, de muchos esfuerzos y desvelos, pero sin duda, vale la pena.

“Desde niño soñaba con cantar, pero la vida me llevó a explorar otras de sus aristas hasta que me percaté que era el momento de dedicarme a la música. Fue una decisión difícil para mí y que en un momento afectó a mi familia, pero estamos hoy todos en paz y muy contentos con lo que he logrado”.

La cotidianidad se hace canción. Pasan las horas y la realidad lo inspira, por eso su mirada permanece atenta a cada detalle, y así se hace la música.

“Los vecinos, el barrio, la ciudad y la figura femenina son motivos esenciales de inspiración que han llegado para quedarse. Es difícil componer un tema, pero los aprendizajes de la vida misma te van enseñando y sientes entonces que nacen las palabras perfectas”.

Andrés pertenece a la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y es parte del catálogo de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos Barbarito Diez. Para él cada concierto es la oportunidad de sentir el calor de su público.

“Una presentación no se planifica de un día para otro, necesita esfuerzo, dedicación y estar muy concentrado. Luego ver a las personas allí, frente a ti, esperando tus canciones, es un instante único”.
Hoy son muchos los sueños y luchar por ellos el mayor impulso. “Quiero cantar, continuar en la composición, grabar discos, darme a conocer, que mi público crezca y esté satisfecho con lo que hago, quiero hacer, seguir…”