Con más de un cuarto de siglo de existencia, el Coro profesional de Las Tunas, Euterpe, es uno de los colectivos que ilustra el desarrollo de un género muy específico en la región.

Hoy la música de concierto, en general, evidencia un auge cualitativo y de ello dan fe las agrupaciones de guitarra en sus diferentes formatos, las de viento, la orquesta de cámara y los solistas, ya sean instrumentistas o vocalistas.

Sin embargo, mucho puede ganarse en virtud de que el público tunero deje de ser neófito en materia de apreciación de este arte.

Al respecto, Aleivis Araúz, directora de Euterpe, comenta que en los años ochenta y noventa del pasado siglo existía un círculo de amigos de la música de concierto que promovía todas las presentaciones corales o de intérpretes instrumentales.

Dirigido por el ya fallecido promotor cultural Jesús Diéguez, el mencionado club era muy activo y garantizaba un asiduo e interesado auditorio a cada función de artistas del patio y de otras regiones del país. A inicios de la presente centuria aún se mantenía esa característica pero poco a poco fue languideciendo.

En ello incide una programación mal concebida, pues los conciertos deben organizarse sin que coincidan con otras opciones de alta convocatoria, como la música bailable, y han de promoverse de manera más efectiva.

No solo debe pensarse en presentaciones en salas, sino también en espacios colaterales como centros estudiantiles y laborales, hogares maternos y círculos de abuelos, por citar algunos ejemplos.

El talento existe y todo ha de combinarse en pos de un mayor disfrute de la música de concierto. Algo vital para que retorne a Las Tunas la adecuada apreciación de un arte de excelencia.